Era un año en que las amenazas terroristas estaban aún latentes. Primero Estados Unidos, luego España e Inglaterra, provocando una inseguridad mundial en que ningún país ni ciudadano se sentía seguro en el mundo.

Aeropuerto Charles de Gaulle. Cientos de turistas esperaban pacientemente su turno en policía internacional. Como en la mayoría de los casos, el encargado de turno ponía todos sus esfuerzos para hacer más demoroso el trámite y así retrasar a unos ilusionados turistas que lo único que querían eran registrase en el hotel donde tenías reservas y partir a conocer la ciudad de la luz y sus principales atractivos turísticos como el arco del triunfo o la torre Eiffel.

Luego de una prolongada espera, era el turno de un joven con polera negra con el nombre de una serie de monitos animados de la década del 80. Grande fue la sorpresa del turista cuando quien custodiaba la seguridad, al mirarla, le cambia su expresión tensa y da paso a una que recuerda y se ilusiona con esas figuritas de acción que tenía en su infancia, pero que por algún motivo ya no son parte de su vida (hermano menor destructivo, limpieza de bodega de algún pariente o una nana que buscaba aumentar la colección de juguetes de su pequeño retoño).

G.I.JOE!!!! fue la exclamación del francés que se alejaba de la imagen tosca y seria del funcionario que realizaba un sin fín de preguntas a quienes buscaban ingresar a territorio galo. El joven chileno que portaba su camiseta que utilizaba cada vez que viajaba, lo miró sorprendido y le respondió en inglés que era un gran fan y coleccionista de esas figuritas.

La conversación que debía haber sido sobre cuál era el motivo de su viaje, por cuánto tiempo o dónde tenía alojamiento… se transformó en un diálogo de dos fanáticos de los G.I.JOE. La fila de turistas comenzó a aumentar y las miradas confusas que no entendía qué pasaba, poco importaban a estos dos jóvenes que hacían recuerdos sobre personajes e historias de la infancia de cada uno de ellos. Las figuras que tienen o tenían, sus personajes preferidos, historias y anécdotas.

Luego de un par de entretenidos minutos de conversación, el pasaporte fue timbrado sin preguntar nada de lo que usualmente indica la estricta pauta de preguntas.

Lo que se pensaba iba a ser un engorroso y aburrido trámite en policía internacional, se transformó en un entretenido encuentro con otro fan de G.I.JOE… idioma y cultura diferentes que se unieron en torno a una pasión similar.